EZEIZA
- rrpprevista

- Nov 18
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por Ariel Magoc
Ezeiza vuelve a ocupar el centro del imaginario argentino. La explosión del otro día, ruido seco, humo y confusión, reavivó esa mezcla de fascinación y espanto por un territorio que siempre funciona como frontera. Ezeiza es, para muchos, la puerta de escape: “la salida es Ezeiza” “Ezeiza o subdesarrollo”, repetida por quienes declaran que “Argentina es una mierda” y suben su última foto con el rostro despojado de libido y deseo en el aeropuerto donde dejan de ser profesionales de clase media para engrosar el proletariado agrícola de Australia o el ejercito de limpiadores de baños de Madrid.
Ezeiza también es el título de unos de los libros fundamentales del canon antiperonista, ya no como vía de escape, sino como de retorno traumático, en ese caso del General Perón. Se trata de la publicación de Horacio Verbitsky donde el autor intenta dejar en claro que en Argentina las esperanzas detonan desde adentro.
Circula en redes sociales un video muy gracioso donde unos pibes se juntan en una esquina donde ocurre un extraño fenómeno físico que hace que quienes pasan en moto por ese lugar terminan resbalando y cayendo al piso. El gag involuntario se completa con las risas y los gritos de cuidado de los espectadores. Si bien no se ve en que calles ocurre podemos suponer que es allí en el distrito liminal por el mural del club Tristán Suarez (no vas a encontrar un mural de los Lecheros en otro municipio) que hace de escenografía. En esa risa se cuela la intuición de que Ezeiza también es eso: un territorio donde conviven el desastre, la fuga y una vitalidad que insiste en aparecer en los lugares menos pensados.
Quizás Ezeiza no sea ni la salida ni el problema, sino el espejo donde se reflejan nuestras contradicciones más crudas. Un punto bisagra donde cada argentino decide, aunque sea por un segundo, si se va, si vuelve, o si todavía puede quedarse y cagarse de risa.//RR.PP.


