FINAL AGÓNICO Y LUTO DE LOS SUPLEMENTOS CULTURALES
- rrpprevista

- Nov 16
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Updated: 5 days ago
por Juan Terranova.
La idea del suplemento era buena. Estaban las noticias de política y economía, y después, para los diletantes, quedaba el suplemento cultural, donde un conjunto de periodistas sensibles contaban sus impresiones subjetivas sobre el arte y la literatura. En algunos diarios esta situación era eminentemente brutal, en otros, algo más refinada. Pero ahí estaban esas páginas, siempre bien perfiladas en lo ideológico.
Así, a lo largo de décadas, los suplementos fueron mutando, intentando disimular el desprecio que ejercían los gerentes generales y editores jefes por los libros, la poesía, el arte y la ópera, productos entendidos fuera del ojo siempre exigente de las masas, que ellos decían conocer e interpretar.
Los suplementos culturales en el siglo XXI sufrieron, muy pronto, el deterioro y la decadencia. ¿Por qué? La Nación intentó relanzamientos con populistas limpios como Fernández Diaz. Revista Ñ, cada tanto, volvía a ser puesta en valor, siempre retrocediendo. Y Radar se fue desgastando en su obstinada noticia sobre Bob Dylan. Sus editores, con el wifi cercenado, no entendieron qué era Internet ni mucho menos las redes sociales. Se autopercibían humanistas. Y así les fue. Hoy, salvo alguna vieja que compra libros en Yenny para las fiestas, nadie los lee.
Con todo, hay que reconocer que participaron de ese equívoco que conocemos con el nombre de literatura argentina. Y eran útiles. Funcionaban como árbitros de un partido imaginario, pero partido al fin. (Publio Cornelio Tácito dixit, Gaius Petronius Arbiter.) Hoy lo nuevo pasa por el fenómeno de las ferias de libros. Las hay barriales, municipales y privadas. Todos los meses, todas las semanas, se organiza una nueva feria de libros, con distribución y vitalidad. Pero atendiendo a su nombre medieval, sacrifican la crítica. Las redes sociales demostraron una certera incapacidad para organizar el campo intelectual. Y en las ferias encontramos libros que no se ven ni en Internet ni en las librerías. Pero ya nadie nos dice qué leer y qué no, y en eso somos más pobres.//RR.PP.

Obra: Cuadrado Negro / Malévich


