TENIS
- rrpprevista

- Nov 9
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por Juan Blanco / @_juanblanco
En Wimbledon (2004), Match Point (2005) y Challengers (2024) los protagonistas son tenistas profesionales pero se nota que juegan como principiantes. Esto hace que la truculenta tragicidad pop del tenis (el deporte solitario, vanidoso, vertiginoso) que se intenta relatar se desinfle letalmente en las escenas de juego, engendrando un halo cómico que se impregna en toda la película.
Esto podría ser intencional, un gesto de vanguardia que libera a la ficción de la llana mímesis (pienso en Challengers o Match Point), o simplemente una insolencia kitsch (Wimbledon), pero me parece que no es el caso y que simplemente los hacedores no se dan cuenta, y que si lo hicieran el resultado podría ser mejor, por ejemplo con un uso virtuoso de dobles de riesgo (digo esto porque la edición de las escenas de juego se nota bastante intervenida, generando que la pelota por momentos haga movimientos gravitatorios exóticos, casi lunares, por lo que ningún temor al artificio puede ya ser procedente).
La tesitura profesional pareciera intentarse a través de la velocidad, ya sea del montaje o de los movimientos de los actores, pensando que el tenis va a ser mejor mientras más rápido se vea, pero en medio de tanto dinamismo el desempeño sigue delatándose principiante. Esto se nota en dos sutilezas: la falta de sprint del antebrazo y la forma de empuñar el grip. El rol del antebrazo en el golpe es mayor mientras mejor jugás. Ese proceso no tiene atajos, no se puede fingir para una toma. El rol del antebrazo requiere una ganancia gradual de fuerza mediante horas y años de juego, y tampoco es replicable a través del gimnasio, en que el antebrazo trabaja las fibras lentas (tipo I) y no las rápidas (tipo II), que son las que aquí importan. Al no tener la capacidad de hacer el sprint con el antebrazo, el agarre del principiante es necesariamente diferente, con una mayor rigidez en la muñeca y una toma un poco más alta (más alejada de la base del grip). Distintas manifestaciones de estas precariedades son las que se pasan por alto en las películas, dándoles un involuntario aura chistoso.//RRPP



